La Calesita del Campo de los Deportes: Un Sueño en Peligro y la Esperanza de un Milagro

La historia de Jorge Faienza y su calesita en el Campo de los Deportes es una historia de sueños, esfuerzo y comunidad, una historia que ahora se enfrenta a un futuro incierto. En 1994, Jorge, lleno de ilusión, adquirió una calesita, sin imaginar que su puesta en marcha demoraría más de una década.

No fue sino hasta 2005, coincidiendo con el Día de Reyes, que la calesita finalmente abrió sus puertas. “Desde entonces, vivimos momentos hermosos”, recuerda Jorge con emoción. “Organizamos concursos de barriletes, talleres, creamos un espacio cultural llamado ‘Cuenta Conmigo’ donde hacíamos jornadas de lectura de cuentos. Fue una experiencia realmente enriquecedora”.

Sin embargo, este relato, contado al lado de los emblemáticos caballitos de metal, suena ahora a despedida. Recientemente, en medio de los trámites de concesión del Parque de los Deportes, el Municipio notificó a Jorge la necesidad de retirar su puesto.

“Estamos a la espera de noticias sobre una ordenanza que presentamos para que la calesita pueda permanecer”, explica Jorge. “Hemos presentado la documentación necesaria, iniciado un expediente y buscamos un marco normativo que permita su continuidad, incluso si fuera en otra ubicación cercana”.

Mientras la incertidumbre persiste, Jorge ha comenzado a desmantelar gradualmente la estructura: las camas elásticas, el cerco perimetral y los bancos donde innumerables niños aguardaron con entusiasmo su turno para dar una vuelta.

“Hemos enfrentado numerosos desafíos familiares e incluso la pandemia”, rememora Jorge. “Ayer, una señora a la que reconocí me contó que traía a sus hijos mellizos cuando eran bebés. Hoy, esos niños tienen alrededor de 18 años. Es toda una vida la que hemos compartido aquí”.

Jorge describe su situación actual como “esperando un milagro”. Además de las gestiones realizadas ante el intendente Guillermo Montenegro, ha enviado un correo electrónico a la empresa adjudicataria de la licitación del Parque de los Deportes, solicitando la posibilidad de dialogar con un responsable para explicar la situación y explorar la viabilidad de reubicar la calesita en algún lugar dentro del parque.

“Estoy esperando sacar la sortija”, bromea Jorge, mientras conversa con vecinos que le proponen organizar un “abrazo solidario”. “No sé si será para que la calesita se quede o para despedirla, pero lo que sí sé es que quiero una vuelta más”, confiesa con esperanza.

La calesita del Campo de los Deportes no es solo un juego mecánico; es un punto de encuentro, un espacio de alegría y un símbolo de la infancia para muchas generaciones. Su posible desaparición representa la pérdida de un pedazo de la historia local y la esperanza de que aún se pueda encontrar una solución que permita que esta tradición continúe girando.

La comunidad se ha movilizado en apoyo a Jorge, reconociendo el valor cultural y emocional de la calesita. Se espera que las autoridades consideren todas las opciones posibles para preservar este espacio emblemático y permitir que siga brindando momentos de felicidad a los niños y familias de la ciudad.