El emblemático Paseo Las Toscas ha recuperado uno de sus tesoros más preciados: la Escalera Imperial. Tras una meticulosa restauración, este icono arquitectónico ha sido reinaugurado, devolviendo a la ciudad un pedazo de su historia y belleza original.
La ceremonia de reapertura contó con la presencia del intendente Guillermo Montenegro, acompañado por la Guardia del Mar, la Banda de Música de la Base Naval, y una figura de especial relevancia: Carlos Thays IV, bisnieto del renombrado paisajista Carlos Thays, creador original de la Escalera Imperial. Su presencia subraya la importancia de mantener viva la herencia y el legado de quienes moldearon la identidad de la ciudad.
La empresa constructora Imasa fue la encargada de llevar a cabo la ambiciosa tarea de restauración. El proyecto abarcó la reconstrucción integral de elementos esenciales de la escalera, incluyendo peldaños desgastados, pasamanos deteriorados, pilares debilitados y muretes desmoronados. Se fabricaron y colocaron 275 balaustres, réplicas exactas de los originales, así como 24 copones ornamentales que adornan la estructura. La iluminación también fue renovada con la instalación de 15 farolas ornamentales, equipadas con un total de 17 luminarias que realzan la belleza de la escalera durante la noche.
Uno de los puntos culminantes de la restauración fue la recuperación de un copón de hierro fundido, una pieza de incalculable valor histórico proveniente de la prestigiosa Fundición Francesa de Val D´Osne. Este copón, traído a la ciudad por el propio Carlos Thays en 1909, se erige ahora como la joya de la corona de la Escalera Imperial, recordando la visión y el talento del paisajista que transformó el paisaje urbano. En 2016, este copón fue declarado patrimonio histórico, un reconocimiento a su importancia cultural y artística.
Durante el evento de reinauguración, se realizó el descubrimiento de las primeras placas del Programa Educativo Guardianes de Nuestra Historia. Este programa, impulsado por estudiantes locales, tiene como objetivo investigar y divulgar información sobre obras patrimoniales de la ciudad. Las placas, elaboradas en granito resistente a la intemperie, marcan el inicio de un proyecto de señalización que busca poner en valor y dar a conocer la riqueza histórica y cultural del entorno urbano.
El éxito de la restauración de la Escalera Imperial se basa en una exhaustiva investigación histórica. Se revisaron documentos originales, bocetos y planos proporcionados por el bisnieto de Thays, garantizando la fidelidad al diseño original del paisajista. Este enfoque meticuloso permitió recuperar la esencia de la obra y asegurar su conservación para las futuras generaciones.
La restauración se nutrió de una investigación histórica profunda, basada en el estudio de documentos originales de Carlos Thays, resguardados en el Archivo Histórico de la Ciudad de Buenos Aires. La colaboración con su bisnieto, un paisajista destacado, fue crucial para acceder a bocetos y apuntes de principios del siglo XX.
A partir de esta investigación, se recrearon los 90 metros de pasamanos desaparecidos, se reconstruyeron peldaños, descansos, pilares y muretes faltantes. Se fabricaron 275 reproducciones de balaustres, respetando la forma y composición original, junto con 24 copones inexistentes. Se colocaron 15 farolas ornamentales con 17 luminarias, y se restauró la valiosa pieza patrimonial de hierro fundido de la Fundición Francesa de Val D´Osne, que corona el frente de la Escalera. Este copón, traído por Thays en 1909, fue declarado patrimonio histórico en 2016, consolidando su valor como símbolo de la identidad de la ciudad.