Mar del Plata vibró al ritmo de La Vela Puerca. Tras su presentación en Tandil, la banda uruguaya desembarcó en “El Templo del Rock”, un recinto que se rindió ante la energía inagotable del grupo. Las entradas agotadas presagiaban una noche épica, y La Vela no decepcionó.
La expectación era palpable. Pasadas las 22:00, la impaciencia del público se transformó en una explosión de júbilo cuando Sebastián “Enano” Teysera rasgueó los primeros acordes de “El Viejo”. Este clásico, extraído de su álbum “De Bichos y Flores” (2001), desató la euforia colectiva. Inmediatamente después, “El Profeta”, otra joya del mismo disco, resonó con fuerza. Curiosamente, a diferencia de sus habituales cierres de show, esta vez la canción abrió las puertas a un viaje musical de tres décadas.
Los primeros compases del concierto fueron un homenaje a sus raíces. El repertorio incluyó canciones de su álbum debut de 1999, entre ellas, la enérgica “El Bandido Salto de Mata”, y las pegadizas “Común Cangrejo” y “Pedro”, estas últimas interpretadas por Manuel “Manolo” Ferreiro, un miembro esencial del equipo de la banda.
El rock tomó control del escenario. Teysera, dejando a un lado su guitarra criolla, empuñó la eléctrica, mientras que Sebastián “Cebolla” Cebreiro aportó su inconfundible voz en temas como “Buenas Mascotas” y “Polidoro”, enriqueciendo la paleta sonora de la noche.
La Vela Puerca, conocida por su compromiso social, no dejó pasar la oportunidad de alzar su voz. Durante la interpretación de “Colabore”, la banda invitó a Mato Bello, del grupo Mota, a unirse a ellos en el escenario. Mientras la música fluía, imágenes de personas desaparecidas se proyectaban en la pantalla, un recordatorio conmovedor de las heridas abiertas en la sociedad. Un pequeño grupo entre el público aprovechó el momento para expresar su descontento político, coreando consignas.
El tramo final del concierto fue una celebración de sus mayores éxitos. “Mi Semilla” invitó a la reflexión y a la conexión emocional, con el público sentado y coreando cada palabra. La tradicional “Vuelan Palos” desató un torbellino de energía, con cánticos de “Vamos La Vela de mi corazón” resonando en todo el recinto. “Zafar”, “Por La Ciudad” y “Llenos de Magia” completaron este setlist apoteósico, marcando el clímax de la noche.
Pero la magia no había terminado. Tras una breve pausa, “Enano” Teysera regresó al escenario, solo con su guitarra acústica. Invitó al público a unirse a él en un coro masivo de “José Sabía”, un cierre íntimo y emotivo para una noche que quedará grabada en la memoria de todos los presentes. La Vela Puerca demostró, una vez más, su capacidad para conectar con su público, ofreciendo un espectáculo que trascendió lo musical y se convirtió en una experiencia compartida, llena de rock, recuerdos y compromiso.