La ciudad de Mar del Plata se enfrenta a una estadística alarmante que exige una reflexión profunda y acciones contundentes. Según un reciente informe del Observatorio de Mujeres, Disidencias y Derechos de Mujeres de la Matria Latinoamericana (Mumalá), en lo que va del año se han registrado más de 100 intentos de femicidio en General Pueyrredon.
Este dato, que supera los 500 casos a nivel nacional, pone de manifiesto la persistencia y gravedad de la violencia de género en nuestra sociedad. La publicación de este informe coincide con un lamentable suceso ocurrido en Sierra de los Padres, donde una mujer de 38 años fue brutalmente atacada por su expareja, un hombre de 47 años, quien intentó asesinarla con un arma blanca.
El informe de Mumalá revela patrones preocupantes en relación con los perpetradores y las víctimas. En un 44% de los casos, los agresores son parejas o exparejas de las víctimas, lo que subraya la importancia de abordar la violencia doméstica como un problema central. Un 23% de los intentos de femicidio fueron perpetrados por familiares directos o indirectos, mientras que un 14% involucraron a otros hombres allegados a la víctima, y un 17% fueron cometidos por desconocidos.
La edad promedio de las víctimas es de 38 años. Un dato particularmente doloroso es que el 11% de las víctimas eran niñas y adolescentes de entre 0 y 18 años, mientras que un 10% eran adultas mayores de 60 años o más. Esto demuestra que la violencia de género no discrimina por edad y afecta a mujeres de todas las etapas de la vida.
En cuanto a las modalidades de agresión, el informe revela que la mayoría de los intentos de femicidio involucran golpes (36%). Sin embargo, un porcentaje significativo de mujeres fueron atacadas con armas blancas o de fuego (5%), sufrieron asfixia (4%), o incluso fueron quemadas (1%).
Un aspecto crítico que se desprende del informe es la cuestión de las denuncias previas. El 28% de las víctimas habían denunciado a su agresor ante las autoridades. De estas mujeres, el 14% contaba con una orden de restricción de contacto o perimetral, y solo el 2% disponía de un botón antipánico. Estos datos sugieren que las medidas de protección existentes no siempre son suficientes para garantizar la seguridad de las mujeres en situación de riesgo.
El Hogar: Un Espacio de Peligro
Desde el Observatorio Mumalá, se ha denunciado que más de la mitad de los intentos de femicidio registrados este año tuvieron lugar en la vivienda de la víctima o en el hogar que compartía con el agresor. Esta cruda realidad pone de manifiesto que, para muchas mujeres, su propio hogar se ha convertido en el lugar más inseguro.
El 21% de los intentos de femicidio ocurrieron en la vía pública, lo que indica que la violencia de género también se manifiesta en espacios públicos y requiere una respuesta integral que involucre a toda la comunidad.
La edad promedio de los agresores es de 35 años, y un alarmante 41% de ellos contaba con antecedentes penales por violencia de género. Otro dato preocupante es que el 3% de los agresores pertenecía a alguna de las fuerzas de seguridad (policías, militares o servicio penitenciario), y en un caso, el femicidio se cometió con un arma reglamentaria.
Finalmente, el informe revela que en el 11% de los casos las víctimas fueron violadas o abusadas sexualmente, y que el 8% de ellas tenía hijos e hijas. Estas cifras ponen de manifiesto el impacto devastador de la violencia de género en la vida de las mujeres y sus familias.
Ante esta situación alarmante, es fundamental que las autoridades, las organizaciones sociales y la sociedad en su conjunto redoblemos los esfuerzos para prevenir, sancionar y erradicar la violencia de género. Es necesario fortalecer las políticas públicas, mejorar el acceso a la justicia, garantizar la protección de las víctimas y promover una cultura de respeto e igualdad entre hombres y mujeres.