Mar del Plata: Un Viaje Épico Desde las Tablas de Madera Hasta el Triunfo Olímpico en el Surf

Mar del Plata, hoy reconocida como la capital argentina del surf, no siempre fue el edén de las olas que conocemos. En los años 50, las olas rompían indómitas, sin ser domadas por tabla alguna. Fue entonces cuando un grupo de visionarios, impulsados por la curiosidad y la pasión, se atrevieron a desafiar al Atlántico con tablas rudimentarias, marcando el inicio de una historia que culminaría en la inclusión del surf en los Juegos Olímpicos.

Los Primeros Pasos: Tablas Artesanales y Sueños Marinos

La historia comienza en 1956, cuando Domingo Strileski y Nelson di Lernia, inspirados por un artículo de la revista Mecánica Popular, construyeron una tabla de madera y lona de considerables dimensiones. Bautizada como “Blanquita”, esta tabla requería el esfuerzo de ambos para ser transportada hasta La Perla, playa que se convertiría en un santuario para los surfistas marplatenses.

Casi simultáneamente, en Tigre, el carpintero Horacio “el Pato” Solari, se enfrentó al desafío de replicar una tabla hawaiana traída por un capitán de la Fragata Sarmiento. El resultado fue una tabla hueca de cedro, pesada pero funcional, con la que “el Pato” eventualmente llegaría a surfear en Waikiki en 1957.

Aunque el empresario estadounidense Haso Cher, propietario de Seven Up, también surfeó en Mar del Plata en 1958, es Luis de Ridder quien merece el reconocimiento como el primer marplatense en practicar surf de manera regular, gracias a una tabla de resina poliéster y espuma de poliuretano fabricada a medida.

Una Generación de Pioneros y Artesanos de las Olas

En 1963, los hermanos Pipo, Ricardo y Raúl Muñoz, junto a Luis Ventura, construyeron la primera tabla de surf propiamente argentina, siguiendo planos de un amigo estadounidense. Esta “Pipo’s Surfboard”, un prototipo pesado y experimental, fue probada en Playa Varese, pero su vida fue efímera, ya que se destruyó contra las rocas de Kikiway.

Otros pioneros, como Ángel y Nino Antífora, también se inspiraron en la revista Mecánica Popular para construir su propia tabla en 1963. Esta experiencia rudimentaria dio origen a N&A Nino y Ángel Surfboards, la primera fábrica de tablas de surf en serie de Mar del Plata.

Pedro Balanesi, por su parte, experimentó con diversos materiales hasta crear su primera tabla en 1964. Más adelante, Balanesi se consagraría campeón argentino surfeando con una tabla corta en el emblemático Torreón del Monje.

Durante los años setenta, aquellos pioneros allanaron el camino para una nueva generación de surfistas marplatenses, que se animaban a desafiar las olas del Atlántico con pasión y determinación. Estos primeros intentos sembraron la semilla de una cultura que se convertiría en parte integral de la identidad de la ciudad.

Deporte Prohibido y la Visión de Fernando Aguerre

En los años de la dictadura cívico-militar, el surf era visto con desconfianza. Los surfistas eran perseguidos y sus tablas confiscadas. Fernando Aguerre, nacido en Mar del Plata en 1959, se rebeló contra esta opresión. En 1978, fundó la Asociación Argentina de Surf para desafiar la censura. Organizó el primer torneo oficial en el Torreón del Monje como acto de repudio a la prohibición del deporte.

La visión de Aguerre lo llevó a crear Ala Moana, el primer surf shop del país, y la reconocida marca de sandalias Reef. Pero su mayor logro fue llevar el surf a los Juegos Olímpicos. En 1994, se postuló para la presidencia de la Asociación Internacional de Surf (ISA), cargo que ocupó durante 28 años. Su perseverancia y el apoyo de Thomas Bach, presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), culminaron con la inclusión del surf en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, un sueño que se había gestado durante décadas.

El Legado Imborrable de los Pioneros Marplatenses

La historia del surf en Mar del Plata es una saga de esfuerzo, creatividad y rebeldía. Desde los pioneros como Domingo Strileski y Nelson di Lernia, hasta el visionario Fernando Aguerre, cada uno dejó una marca imborrable en el mar y en la identidad de la ciudad.

En la década de 1990, el surf argentino ganó popularidad y vio surgir a figuras de talla mundial como Leandro Usuna, Lucas Santamaría y Maximiliano Siri. El país se convirtió en sede de torneos internacionales de primer nivel, como el Billabong Pro y los Juegos Mundiales de Surf de la ISA.

Martín Passeri, nacido en Mar del Plata, se convirtió en uno de los máximos exponentes del surf argentino. Su trayectoria ejemplar, con más de sesenta títulos nacionales, quince internacionales y cinco coronas como campeón argentino, abrió las puertas del surf profesional en Argentina a principios de los años noventa, inspirando a toda una generación.

Hoy, Passeri no solo compite, sino que también se dedica a entrenar a jóvenes surfistas, transmitiendo la pasión y la determinación que lo impulsaron a vencer sus miedos y a triunfar en las olas.

El surf en Mar del Plata es mucho más que un deporte; es un legado forjado por la valentía y la creatividad de un grupo de soñadores. Estos pioneros, con sus tablas de madera hechas a mano, no solo abrieron un camino para las generaciones futuras, sino que también sembraron una semilla que floreció en la identidad misma de la ciudad. Gracias a su ingenio y espíritu de rebeldía, el surf se convirtió en un pilar de la cultura marplatense. Cada vez que una ola rompe en La Perla o en Waikiki, se siente el eco de aquellos primeros surfistas, cuyo legado continúa impulsando a la Capital del Surf argentino.