El senador Maximiliano Abad continúa su labor en Mar del Plata, reuniéndose con figuras clave del sector pesquero fresquero para abordar la profunda crisis que afecta a esta parte esencial de la cadena productiva. El objetivo principal es encontrar soluciones conjuntas ante la parálisis productiva y la pérdida de competitividad que amenazan la supervivencia de numerosas empresas.
En la reunión participaron representantes de la Unión de Intereses Pesqueros Argentinos (UDIPA), la Asociación de Embarcaciones de Pesca Costera y Fresquera, y la Cámara de Frigoríficos Exportadores de la Pesca (CAFREXPORT). Se analizó la situación económica precaria de las pequeñas y medianas empresas, que luchan por mantener sus operaciones ante la falta de rentabilidad.
Abad ya había planteado esta problemática en el Senado de la Nación y en un encuentro organizado por el Honorable Concejo Deliberante de General Pueyrredon, donde se aprobaron las conclusiones presentadas por los sectores involucrados.
El senador Abad reafirmó su compromiso: “Estoy para seguir ayudando, escuchándolos y así poder mantener la agenda común de trabajo que hemos iniciado hace unas semanas”. Subrayó la gravedad de la situación, afirmando que “la pesca en Argentina no enfrenta un problema de rentabilidad, sino de supervivencia”. También mencionó la urgencia de resolver los problemas en la pesca de langostino, crucial para la economía local y nacional.
La inacción podría paralizar alrededor de 40 barcos dedicados a la pesca de langostino en Mar del Plata, poniendo en riesgo 800 empleos directos y afectando el procesamiento en tierra. Abad destacó la necesidad de potenciar la cadena del fresco, generadora de empleo y valor agregado, lo que impulsaría el ingreso de divisas al país.
Abad instó a declarar la emergencia en el sector fresquero, tanto en el Congreso Nacional como en la Legislatura Provincial y el Concejo Deliberante. Señaló que el sector enfrenta una “tormenta perfecta” que pone en peligro su existencia.
Entre los desafíos identificados, se priorizó la mejora de la competitividad de las exportaciones pesqueras. Se propusieron medidas para desregular y simplificar los procesos administrativos, así como para reducir los costos logísticos y fiscales. La alta carga tributaria, los costos portuarios y las demoras en los pagos y reintegros dificultan el acceso a los mercados internacionales.
Otro punto crítico es el conflicto gremial que mantiene inactiva a gran parte de la flota fresquera, afectando a 37 mil trabajadores. Esta situación genera pérdidas económicas, incumplimiento de contratos y pone en riesgo la continuidad de muchas empresas.
Los participantes coincidieron en la necesidad de una agenda común entre el Estado y el sector pesquero, enfocada en la sostenibilidad del recurso, el valor agregado en origen y la preservación de las pymes como generadoras de empleo y desarrollo local.
Abad concluyó: “La situación es gravísima, pero sabemos dónde están las soluciones y el camino que debemos recorrer para llegar a ellas. Quienes estamos acá tenemos claro que defender la pesca no es simplemente proteger a una industria: es cuidar una historia, un legado y una identidad que hacen de Mar del Plata lo que es”.