Oficial de Policía Desata el Pánico en Ituzaingó Tras Descarga de Disparos en Estado de Ebriedad

La tranquilidad de un barrio en Ituzaingó se vio abruptamente interrumpida cuando una ráfaga de disparos resonó en la noche, sembrando el terror entre los vecinos. El origen del caos: un oficial de la policía, fuera de servicio y en aparente estado de ebriedad, que descargó su arma reglamentaria en repetidas ocasiones.

El incidente tuvo lugar en una residencia ubicada en la intersección de las calles Balbastro y Brandsen. Testigos relataron haber escuchado una serie de detonaciones provenientes del interior de la vivienda, que rápidamente se extendieron a la vía pública. El estruendo, inusual y alarmante, generó una comprensible ola de pánico entre los residentes.

Ante la creciente preocupación y el temor por su seguridad, uno de los vecinos no dudó en contactar al servicio de emergencias 911. La respuesta no se hizo esperar, y en cuestión de minutos, varias patrullas policiales se dirigieron al lugar de los hechos. Sin embargo, la tarea de localizar la fuente precisa de los disparos resultó inicialmente complicada, dada la confusión reinante y la extensión del área afectada.

La situación dio un giro inesperado cuando el responsable de la balacera, al percatarse de la presencia de los agentes, optó por entregarse voluntariamente. No solo se rindió sin resistencia, sino que también entregó a los oficiales el arma que había estado utilizando para desatar el caos. Fue en ese momento cuando la sorpresa se apoderó de los policías: el individuo en cuestión era uno de sus propios compañeros, un oficial de la fuerza.

Según el informe policial, el oficial presentaba claros signos de intoxicación etílica, evidenciados por un fuerte olor a alcohol que emanaba de su persona. Inmediatamente, fue puesto bajo arresto preventivo mientras se da curso a la investigación correspondiente. Las autoridades competentes se encuentran ahora abocadas a esclarecer los motivos que llevaron al oficial a actuar de esta manera, incluyendo la posibilidad de que haya sufrido una crisis de salud mental.

Afortunadamente, a pesar de la magnitud del incidente y la gran cantidad de disparos efectuados (se habla de más de treinta), no se registraron heridos ni víctimas fatales. Este hecho, sin duda, representa un alivio para la comunidad y evita que la historia tenga un desenlace aún más trágico.

El incidente ha generado una profunda conmoción en la comunidad de Ituzaingó y plantea serias interrogantes sobre el control de armas y el estado mental de los oficiales de policía. La investigación en curso deberá determinar las responsabilidades correspondientes y establecer las medidas necesarias para evitar que situaciones similares se repitan en el futuro. La confianza de la ciudadanía en las fuerzas del orden se ha visto afectada, y es imperativo que se tomen acciones contundentes para restaurarla.

Este suceso se suma a otros incidentes recientes que involucran a miembros de las fuerzas de seguridad en situaciones controvertidas, como el caso de empleados municipales encontrados en una situación comprometedora durante su jornada laboral y el de un aspirante a policía que intentó ingresar a una vivienda en estado de ebriedad y fue linchado por los vecinos.