Ola de Inseguridad Azota a Comerciantes en la Zona Portuaria: Robos, Amenazas y Desesperación

La creciente inseguridad en la zona portuaria ha alcanzado un punto crítico, llevando a los comerciantes locales a expresar su profunda preocupación y desesperación. Tras una serie de incidentes delictivos cada vez más audaces, los empresarios de la zona, particularmente en las inmediaciones de la intersección de la Avenida 12 de Octubre y la calle Edison, se sienten abandonados y temen por su seguridad y la de sus negocios.

El último golpe a la ya maltrecha moral de los comerciantes ha sido el robo sistemático de caños de gas. Una emprendedora local, visiblemente angustiada, declaró: “Ahora una nueva. Roban caños de gas. Nos la tenemos que rebuscar para poder trabar”. Esta situación, que parece sacada de una película de terror, obliga a los comerciantes a ingeniárselas para proteger sus instalaciones de este nuevo tipo de hurto, desviando recursos y energías que deberían estar enfocadas en el desarrollo de sus actividades comerciales.

Pero el problema va mucho más allá de los robos de caños de gas. Los comerciantes denuncian la presencia constante de personas en situación de calle que, según afirman, generan un ambiente de inseguridad y temor. “Gente durmiendo y haciendo sus necesidades en la calle, hacen mucha mugre”, relata la misma emprendedora, describiendo una situación de insalubridad y abandono que impacta negativamente en la imagen de la zona y en la calidad de vida de quienes allí trabajan y residen.

Lo más alarmante, sin embargo, son las amenazas y la violencia que sufren los comerciantes cuando intentan hacer frente a esta situación. “Si les tiran los colchones te amenazan y te dicen ‘te vamos a reventar el local’”, denuncia la comerciante, evidenciando la impunidad con la que actúan estas personas y la falta de protección que sienten los empresarios.

La situación, según los testimonios recogidos, incluye una amplia gama de delitos, desde robos menores hasta actos de vandalismo y destrozos. Los comerciantes se sienten desprotegidos y exigen a las autoridades una intervención urgente para frenar esta escalada de violencia e inseguridad. “Alguien se tiene que hacer cargo”, claman, desesperados por encontrar una solución que les permita trabajar en paz y sin temor.

El panorama descrito por los comerciantes de la zona portuaria es desolador. Más allá de las pérdidas económicas que generan los robos y los destrozos, el impacto psicológico de vivir bajo la constante amenaza de la violencia es incalculable. La sensación de inseguridad y la falta de confianza en las autoridades competentes erosionan el tejido social y dificultan el desarrollo económico de la zona.

Es imperativo que las autoridades tomen cartas en el asunto de manera inmediata. Se requiere una estrategia integral que aborde tanto las causas como las consecuencias de la inseguridad, incluyendo medidas de prevención del delito, asistencia social para las personas en situación de calle y un mayor despliegue policial en la zona. La inacción no es una opción. El futuro de los comerciantes y la viabilidad de la actividad económica en la zona portuaria están en juego.