La persistente inseguridad ha escalado a niveles alarmantes en un tranquilo barrio, donde los residentes se enfrentan a robos casi diarios. La frustración y el temor se han apoderado de la comunidad, especialmente después de que las cámaras de seguridad capturaran repetidamente al mismo individuo perpetrando los crímenes. Los vecinos, armados con estas pruebas visuales, afirman con certeza: “Sabemos que es el mismo”.
Una vecina, que prefirió permanecer en el anonimato por razones de seguridad, compartió su experiencia y la de otros residentes con el equipo de noticias local. Sus relatos pintan un panorama desolador de una comunidad asediada por la delincuencia.
“La semana pasada, abrieron el baúl de mi camioneta”, relató la vecina. “Mi esposo siempre mueve el vehículo para evitar que yo tenga que hacerlo por seguridad. Tenía dos cajas de mercancía de mi emprendimiento en el baúl. Este individuo abrió el baúl y se llevó una caja con productos de gimnasia artística que vendo, valorados en unos 600 mil pesos”. La pérdida no solo representa un golpe económico, sino también una invasión a su espacio personal y una sensación de vulnerabilidad.
La vecina describió al ladrón como un individuo que siempre aparece solo en las grabaciones. “Siempre lleva una capucha puesta, así que nunca se le ve la cara. Solo cuando sube a la vereda podemos identificar que es el mismo sujeto que también robó a otro vecino”, explicó. Esta consistencia en su modus operandi ha permitido a los vecinos vincularlo a múltiples incidentes.
Pero el robo a su camioneta no es un caso aislado. La vecina también describió un incidente que afectó a otra residente del barrio. “Entre las 5 y las 7 de la mañana del domingo, entró a la casa de una vecina. De hecho, volvió varias veces a la propiedad”, detalló.
La vecina afectada por este segundo robo tiene un vivero. “Le robaron macetas, las más caras y las más grandes. Se dio cuenta al levantarse que la cerradura de la puerta del patio estaba forzada y que le faltaba de todo”, explicó la vecina. Este robo, aunque puede parecer menor en comparación con el robo de la mercancía, representa una pérdida significativa para la dueña del vivero y un recordatorio constante de la falta de seguridad en el barrio.
A pesar de la frecuencia de los robos, muchos vecinos optan por no denunciar los incidentes. “En el barrio roban todos los días, no te miento. Todas las madrugadas o a la tarde. Siempre hay un robo. Cuando no es un chico al que le pegan, es una bicicleta o el celular. Pero todos los días hay robos”, lamentó la vecina.
La razón detrás de la falta de denuncias es multifactorial. “La gente se tiene que acercar a la comisaría, que en nuestro caso es la Cuarta, y nos queda bastante lejos porque está en Chile y Alberti, y nosotros estamos en la zona de Champagnat y Beruti. Nos queda bastante lejos”, explicó la vecina. “Y los vecinos no van a hacer la denuncia, entonces parece que en la zona hay pocos robos”. La distancia a la comisaría y la percepción de que las denuncias no conducen a resultados tangibles desalientan a muchos a tomar medidas.
La situación ha generado un sentimiento de desesperanza y frustración entre los habitantes del barrio. Están cansados de la inseguridad y de la aparente impunidad con la que operan los delincuentes. La comunidad espera que las autoridades tomen medidas urgentes para abordar el problema y restaurar la tranquilidad en sus calles. La identificación del ladrón gracias a las cámaras de seguridad podría ser la clave para su captura y para poner fin a esta ola de robos que ha perturbado la vida de los vecinos.