La Escuela de Educación Secundaria (EES) N° 12, ubicada en el barrio Autódromo, Mar del Plata, se encuentra nuevamente en el ojo de la tormenta debido a una persistente ola de robos y actos vandálicos. La situación, según describen los docentes, ha alcanzado un punto crítico, generando un ambiente de desesperación y temor que incluso ha llevado a algunos estudiantes a considerar abandonar sus estudios.
Un ciclo que se repite
Los incidentes recuerdan los difíciles momentos vividos al inicio del ciclo lectivo, cuando la escuela fue blanco de múltiples robos diarios. Ahora, la historia parece repetirse, con intrusiones que ocurren casi a diario. “Estamos como en marzo, cuando robaban casi todos los días”, lamenta una docente, quien prefirió mantener su anonimato por razones de seguridad.
Más allá del robo: Vandalismo y destrucción
Lo que más preocupa a la comunidad educativa no es solo la sustracción de objetos, sino el vandalismo y la destrucción sin sentido. “Es solo por maldad, porque no hay cosas para robar y comen y tiran comida al piso, que son para los chicos”, explica la docente, evidenciando la frustración y el dolor que estos actos generan.
Los delincuentes, en su afán de causar daño, han intentado forzar la reja de la Secretaría y han provocado destrozos en las instalaciones. Una de las mayores preocupaciones es el estado de los calefactores, vitales para mantener una temperatura adecuada en las aulas durante los meses de invierno. “Nos preocupa el estado de los calefactores y tenemos miedo que los rompan. Nos ha costado conseguir que la escuela esté calefaccionada”, señala la docente, destacando los esfuerzos realizados para garantizar el bienestar de los alumnos.
La respuesta de las autoridades: Una solución efímera
Tras los numerosos robos sufridos al inicio del ciclo lectivo, las autoridades instalaron una garita de seguridad con presencia policial. Sin embargo, esta medida resultó ser temporal. “El lugar contó con un policía durante las primeras dos semanas, y luego se fueron”, denuncia la docente, evidenciando la falta de continuidad en las políticas de seguridad.
Un llamado desesperado a la acción
Ante la gravedad de la situación, se ha presentado una denuncia en la comisaría undécima. No obstante, la falta de personal policial dificulta la implementación de medidas efectivas. “El comisario nos dice que quiere pero no tiene personal. Si no hay una orden de arriba, mucho no puede hacer”, explica la docente, reflejando la impotencia y la frustración que sienten ante la falta de respuestas.
La comunidad educativa hace un llamado desesperado a las autoridades competentes para que tomen cartas en el asunto y brinden una solución definitiva a esta problemática. “Estamos en una situación desesperante”, admite la docente, expresando el sentir de todos aquellos que trabajan y estudian en la EES N° 12.
El impacto en los alumnos
La ola de robos y vandalismo no solo afecta la infraestructura de la escuela, sino que también tiene un impacto negativo en el ánimo y el rendimiento de los alumnos. Algunos jóvenes, atemorizados por la inseguridad, han considerado abandonar sus estudios. “Dos nenas de sexto se habían ido por los robos y hace un tiempo decidieron volver”, relata la docente, evidenciando el impacto emocional que estos hechos tienen en los estudiantes.
La comunidad educativa teme que la situación empeore y que se vean obligados a suspender las clases, como ya ocurrió al inicio del ciclo lectivo. “Hay rumores que dicen que lo hacen para suspender las clases: no sabemos si es cierto, pero cuando arrancó esta ola de robos, tuvimos que cerrar la escuela. No queremos que esto ocurra otra vez”, concluye la docente, expresando el temor de que los actos vandálicos tengan como objetivo perjudicar el normal desarrollo de las actividades escolares.