Lo que prometía ser un viaje tranquilo por la Autovía 2 se transformó en una angustiante odisea para dos mujeres, quienes, confiando en la guía de su GPS, terminaron varadas en el corazón del Parque Pereyra Iraola. El incidente, ocurrido este miércoles, sirve como una advertencia sobre la dependencia ciega de la tecnología y los peligros de las rutas poco transitadas.
Las viajeras, con destino a La Plata, esperaban las indicaciones precisas al llegar a Berazategui. Sin embargo, a la altura de Hudson, el GPS las desvió hacia un camino interno del parque, un laberinto de senderos que pronto se convirtió en una trampa de barro. El vehículo quedó atascado en un lodazal, dejándolas imposibilitadas para continuar su camino y sumiéndolas en la desesperación.
Tras varias horas de angustia, las mujeres lograron llegar a pie hasta la base de los guardaparques, quienes, al comprender la gravedad de la situación, iniciaron un operativo de rescate. La tarea, sin embargo, se complicó debido a la dificultad del terreno. Fue necesaria la intervención de productores agrícolas de la zona, quienes, con sus tractores, lograron finalmente liberar el vehículo atascado.
El rescate, que se extendió por varias horas, culminó con las mujeres a salvo, aunque cubiertas de barro. Este incidente pone de manifiesto la importancia de la precaución al utilizar sistemas de navegación, especialmente en áreas rurales o poco conocidas. Si bien la tecnología puede ser una herramienta útil, no debe reemplazar el sentido común y la observación atenta de las condiciones del camino.
La historia de estas viajeras sirve como un recordatorio de que, incluso en la era digital, la naturaleza puede presentar desafíos inesperados y que la ayuda de la comunidad local puede ser invaluable en momentos de crisis.