Pinamar ante las urnas: Victoria liberal en un contexto de apatía electoral
El reciente proceso electoral en Pinamar dejó un panorama contrastante: por un lado, una contundente victoria para La Libertad Avanza (LLA), la fuerza política liderada a nivel nacional por Javier Milei; por el otro, una preocupante baja participación ciudadana que ensombreció los resultados. Apenas el 49,43% del electorado pinamarense se acercó a las urnas, un dato que invita a la reflexión sobre el compromiso cívico y las razones detrás de esta abstención.
La Libertad Avanza capitalizó el descontento y las nuevas expectativas de una porción significativa del electorado. Con un total de 8.569 votos, la lista encabezada por los referentes locales de LLA obtuvo el 50,64% de los sufragios, consagrándose como la fuerza política más votada en Pinamar. Este resultado no solo refleja el arrastre del discurso libertario a nivel nacional, sino también la capacidad de la agrupación para conectar con las problemáticas y demandas específicas de la comunidad pinamarense.
En segundo lugar, se ubicó Fuerza Patria, un espacio político que logró reunir 5.121 votos, representando el 30,26% del interés electoral. Si bien no alcanzó la victoria, Fuerza Patria demostró una sólida base de apoyo y una capacidad de movilización que le permitió consolidarse como la segunda fuerza política en Pinamar.
Más relegado quedó el espacio Somos Buenos Aires, que conquistó 1.726 votos, equivalentes al 10,20% del total. Este resultado, si bien representa un porcentaje no despreciable, no será suficiente para garantizar la representación de Somos Buenos Aires en el Concejo Deliberante a partir de fin de año.
La correlación de fuerzas resultante de esta elección tendrá un impacto significativo en la conformación del Concejo Deliberante. La alianza entre La Libertad Avanza y el PRO se adjudicará cinco de las siete bancas en disputa, consolidando una mayoría que les permitirá impulsar su agenda política en el ámbito local. Por su parte, Fuerza Patria logró retener dos de las tres bancas que puso en juego, asegurando su presencia y capacidad de influencia en el cuerpo legislativo.
Más allá de los números y la distribución de bancas, la baja participación electoral plantea interrogantes cruciales sobre la salud democrática de Pinamar. ¿Por qué más de la mitad de los ciudadanos habilitados para votar decidieron no hacerlo? ¿Qué factores influyeron en esta decisión? ¿Cómo se puede revertir esta tendencia y fomentar una mayor participación cívica en futuros procesos electorales?
Estas son preguntas que deberán ser abordadas por los distintos actores políticos y sociales de Pinamar, con el objetivo de fortalecer la democracia y garantizar que las decisiones que se tomen en el ámbito local reflejen verdaderamente la voluntad de la mayoría de los ciudadanos.