Siguiendo la ola de reclamos que se originó en hospitales de renombre como el Garrahan y el Posadas, los residentes de Mar del Plata han decidido visibilizar su propia situación, marcada por la precariedad y el descontento. Los profesionales de la salud de la ciudad se movilizaron para denunciar públicamente las condiciones laborales que enfrentan y el preocupante retraso en sus salarios.
La protesta tuvo lugar frente a la sede de la Región Sanitaria VIII, ubicada en Independencia y Balcarce. Allí, médicos, psicólogos, nutricionistas, trabajadores sociales y terapistas ocupacionales compartieron sus experiencias y las dificultades que enfrentan en el día a día.
Nahir González, médica residente, explicó detalladamente las problemáticas que los aquejan: “En muchas residencias, el nuevo reglamento no se está cumpliendo. Se imponen guardias de 24 horas sin el correspondiente descanso post-guardia. Tampoco se respetan los permisos para realizar trámites, y los espacios de formación dentro de las residencias son inexistentes, obligándonos a capacitarnos en nuestro tiempo libre, fuera del horario laboral”.
La situación no se limita a una sola especialidad o institución. Los reclamos son transversales a todas las disciplinas y se extienden a instituciones dependientes del Ministerio de Salud en la ciudad, como el Inareps. La protesta también se dirige a las autoridades provinciales y municipales, ya que los residentes prestan servicios en los Centros de Atención Primaria de la Salud (CAPS), donde la falta de materiales e insumos dificulta su labor.
Actualmente, los residentes perciben un salario básico de $880.000 pesos mensuales por una carga horaria mínima de 45 horas semanales, a lo que se suma la formación externa y la dedicación exclusiva. “Este salario no alcanza para cubrir las necesidades básicas”, enfatizan los profesionales. A esto se suma la precariedad laboral, caracterizada por la falta de estabilidad, la incertidumbre sobre la continuidad laboral al finalizar la residencia, la sobrecarga asistencial y la escasez de recursos que impiden un trabajo digno y seguro.
Estas condiciones extremas, según denuncian los residentes, los llevan a considerar la renuncia o a buscar alternativas laborales en el sector privado. La fuga de talentos no solo afecta a los profesionales, sino que también impacta negativamente en la calidad de la atención médica que se brinda a la población.
“No solo se vulneran nuestros derechos como trabajadores, sino que también se atenta contra el derecho a la salud de la población”, afirmó González. Por ello, los residentes exigen un salario acorde a la inflación y al trabajo que realizan, fijándolo en $2.000.000. Además, reclaman la continuidad laboral y el acceso a cargos efectivos una vez finalizado el período de formación, una mejora urgente de las condiciones laborales y formativas, y la creación de una mesa de diálogo con participación real de los residentes, con poder resolutivo.
La movilización de los residentes de Mar del Plata es un reflejo de la crisis que atraviesa el sistema de salud en todo el país. Sus reclamos no solo buscan mejorar sus condiciones laborales, sino también garantizar una atención médica de calidad para toda la comunidad.