La tranquilidad del departamento de La Paz, en la provincia de Mendoza, se vio abruptamente interrumpida por un acto de violencia escolar sin precedentes. Una estudiante de 14 años llevó un arma a la escuela Marcelino Blanco, desencadenando una situación de pánico y angustia que se extendió por aproximadamente cinco horas.
La joven, portando una pistola, amenazó a sus compañeros, efectuó disparos al suelo y deambuló por el establecimiento educativo, mientras alumnos y docentes buscaban refugio, presas del terror. El incidente ha conmocionado a la comunidad educativa y ha generado una profunda preocupación sobre la seguridad en las escuelas.
Nicol, una compañera de la alumna agresora, relató con escalofriantes detalles los momentos de terror que vivieron. “Salimos al primer recreo para desayunar, y cuando regresamos a las aulas, ella entró al baño y cargó el arma. Se escuchó el primer disparo y yo me agaché. No pude ver hacia dónde disparó”, explicó Nicol, aún visiblemente afectada por la experiencia.
Tras el primer disparo, Nicol, presa del pánico, corrió a alertar a una de las profesoras sobre la grave situación. La docente, actuando con rapidez y serenidad, intentó mantener la calma entre los alumnos, pidiéndoles que guardaran silencio y permanecieran agachados.
“La Policía llegó y desde las ventanas nos indicaban que nos agacháramos”, agregó la joven. Los minutos se hicieron eternos mientras esperaban instrucciones en medio de la incertidumbre. Finalmente, las autoridades abrieron los portones del colegio para permitirles evacuar a través de una finca cercana. Fue en ese momento, durante la evacuación, cuando Nicol vivió el momento más aterrador de la jornada.
“Ella se me paró enfrente, me apuntó con el arma a la cabeza y se rió. Luego bajó el arma y disparó. Yo seguí corriendo, llegué al hospital y me desmayé”, relató Nicol, evidenciando el profundo trauma emocional que le causó el incidente.
La agresora, tras realizar tres disparos, finalmente entregó el arma a las autoridades. Fue trasladada a un centro asistencial para una evaluación psicológica, mientras que la Justicia investiga las posibles causas del ataque, incluyendo la hipótesis de que la joven sufría acoso escolar o *bullying*.
Se ha confirmado que el arma utilizada por la alumna era una pistola 9 milímetros perteneciente a su padre, un comisario retirado de la policía de San Luis. Las autoridades están investigando cómo la menor tuvo acceso al arma y las circunstancias que rodearon el incidente.
Afortunadamente, a pesar de la gravedad de la situación, no se registraron heridos. Los compañeros de la agresora permanecieron resguardados en las aulas, a la espera de que las autoridades controlaran la situación y se restableciera la normalidad en el establecimiento. El incidente ha dejado una profunda cicatriz en la comunidad educativa y ha reabierto el debate sobre la seguridad en las escuelas y la necesidad de abordar el *bullying* y otros problemas de salud mental entre los jóvenes.