En la ciudad de Campo Viera, Misiones, una tragedia sacudió a la comunidad cuando un colectivo de larga distancia, tras ser impactado por un automóvil, cayó a un arroyo. El siniestro, que cobró la vida de nueve personas, ha dejado una profunda herida en la región, mientras las autoridades investigan las causas del fatal accidente.
Entre los sobrevivientes, Juan José Cuevas, un joven de 20 años, se encuentra internado en el Hospital Ramón Madariaga de Posadas, recuperándose de las múltiples fracturas sufridas. Su testimonio, un relato de supervivencia y desesperación, ofrece una cruda visión del horror vivido en esa fatídica madrugada.
Sergio, tío de Juan José, compartió detalles de la conversación que tuvo con su sobrino. “Se acuerda que él estaba aplastado por una parte del colectivo”, relató Sergio. “No sabe cómo hizo un estirón para poder salir de lo que le apretaba y salió del agua. Se arrastró hacia la orilla y dijo ‘me prendí por una rama y me arrastré hacia la orilla, me dolía todo’”.
La lucha por la supervivencia fue instintiva. “Se arrastró por las ganas de vivir y por el dolor que sentía se le adormeció todo el cuerpo”, explicó Sergio. El joven, en su intento por alcanzar la orilla, fue golpeado por una rama en la cintura, lo que le provocó un astillamiento en el lumbosacro y un sangrado abdominal, afortunadamente controlado por los médicos.
En medio de la oscuridad y la confusión, Juan José recuerda haber pedido auxilio. “Una vez que estuvo cerca en la orilla del arroyo pidió socorro para que lo auxiliaran y cuando vio que se acercaron unas luces, vio un bulto nomás y se desmayó, se desvaneció”, narró Sergio.
La familia Cuevas, consternada por la tragedia, celebra la evolución de Juan José. “Ayer tuvimos la oportunidad de pasar de a uno los familiares, gracias a Dios está bien y se acuerda de las cosas que pasaron. Está lastimado, sí, con todo lo que le pasó y firme en la cama donde está”, expresó Sergio.
El joven ya ha recibido un corset metálico para estabilizar su columna. Además de las fracturas de tobillo y peroné, Juan José sufrió una contusión pulmonar, aunque respira por sus propios medios. Su recuperación será un proceso largo y doloroso, pero su espíritu de lucha es un ejemplo de resiliencia.
La tragedia golpeó aún más fuerte a Juan José, ya que entre las víctimas fatales se encontraba Jonás Dávalos, su amigo inseparable. Ambos jóvenes habían viajado a Oberá para realizar trámites de reinscripción en la facultad. Tras compartir una comida, emprendieron el regreso a Eldorado, sin imaginar el destino que les aguardaba.
“Eran amigos muy pegados, vivían todo el tiempo juntos”, recordó Sergio. “Ellos volvían a Eldorado porque iban a ser fiscales de mesa, por eso salieron temprano y agarraron ese colectivo”. La pérdida de Jonás ha dejado un vacío irremplazable en la vida de Juan José y en la de todos aquellos que lo conocieron.
En medio del dolor y la consternación, la comunidad de Misiones se ha unido para brindar apoyo a las familias afectadas. La solidaridad se ha manifestado en donaciones, oraciones y gestos de cariño que reconfortan a quienes sufren. “A veces es muy importante un abrazo por más que uno no conozca, se sabe con qué intención viene la persona”, reflexionó Sergio, agradecido por el apoyo recibido.
La tragedia de Campo Viera es un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de la solidaridad en momentos de crisis. Mientras la investigación continúa, la comunidad se aferra a la esperanza de que se haga justicia y que las víctimas encuentren paz en el eterno descanso. La recuperación de Juan José, un símbolo de la voluntad de vivir, es una luz de esperanza en medio de la oscuridad.