Un trágico incidente ha conmocionado a la comunidad de San Miguel, provincia de Buenos Aires. Joaquín Ortega, de 19 años, y Roberto Mora, de 36, perdieron la vida electrocutados mientras realizaban tareas de mantenimiento urbano para la Municipalidad. El hecho, ocurrido el pasado 10 de mayo, ha desatado una ola de indignación y reclamos de justicia por parte de los familiares de las víctimas.
Según relatos de Noelia, madre de Joaquín, el joven había comenzado a trabajar para la empresa de Aníbal Sidán, su suegro, apenas seis meses antes. Sidán había convencido a Joaquín de unirse a su equipo, prometiéndole mejores ingresos. El joven, en busca de una oportunidad, aceptó la oferta y percibía entre $15.000 y $20.000 diarios.
La tragedia se desencadenó en la intersección de las calles Pilcomayo y Montevideo, en la localidad de Bella Vista. Joaquín, junto a Roberto y otros dos compañeros, Cristian Cáceres y Jorge Ledesma, se encontraban trabajando en el pintado de un poste de luz. Roberto, situado en el canasto del elevador hidráulico de una camioneta, manipulaba un bidón con nafta, utilizada para diluir la pintura.
De acuerdo con el abogado querellante, Edgardo López, el contacto de la nafta con un cable de media tensión provocó una descarga fatal. Roberto, lamentablemente, murió calcinado. López enfatizó que el operario carecía de los elementos de seguridad básicos, como casco, guantes, ropa adecuada y botas de goma especiales. La magnitud de la descarga dejó el cuerpo de Roberto irreconocible.
La descarga eléctrica también se propagó a través de la tierra, alcanzando a Joaquín, quien se encontraba a escasos dos metros de la camioneta Ford F-100. El joven recibió una descarga fulminante que le causó la muerte en el acto. El abogado López denunció que el vehículo utilizado para las tareas de mantenimiento carecía de los elementos básicos de seguridad. Cristian Cáceres y Jorge Ledesma, los otros dos compañeros presentes en el lugar, se salvaron de milagro.
Un hecho que ha generado aún más suspicacias es la misteriosa desaparición del teléfono celular de Joaquín el día de la tragedia. La familia descubrió que en el teléfono existían mensajes entre la víctima y Aníbal Sidán. Un video muestra a una persona, presuntamente un sobrino de Sidán, retirándose del lugar con el aparato en la mano. La investigación también apunta a Agustín Brondo, dueño de la empresa GEA Group y socio directo de Sidán, como otro posible responsable.
La Municipalidad de San Miguel también se encuentra bajo la lupa de la investigación. Según el abogado López, la empresa GEA Group, a pesar de no contar con la cobertura de seguro ni los elementos de seguridad necesarios, fue igualmente contratada para realizar las tareas de mantenimiento urbano. López ha anunciado que presentará una denuncia contra el intendente municipal, responsabilizándolo por las negligencias que condujeron a la trágica muerte de los dos trabajadores.
La comunidad de San Miguel exige una investigación exhaustiva y el esclarecimiento de los hechos. Los familiares de Joaquín y Roberto claman por justicia y demandan que se determinen las responsabilidades correspondientes. Este trágico suceso pone de manifiesto la importancia de garantizar la seguridad laboral y la necesidad de fiscalizar rigurosamente a las empresas que realizan trabajos para el Estado.
La muerte de Joaquín y Roberto no debe quedar impune. Sus familias, amigos y la comunidad entera merecen respuestas y garantías de que hechos como este no volverán a repetirse.